Rememorando el 11 de Septiembre de 1973: 50 años de lucha por la justicia social y la equidad en salud
Los pueblos del mundo que luchan por la justicia social y la equidad en salud recordamos con cariño y reflexionamos con detenimiento sobre el legado de Salvador Allende este 11 de Septiembre, al cumplirse los 50 años del trágico golpe de estado en Chile. Éste acabó brutalmente, con miles de muertos y desaparecidos, el gobierno constitucional de Allende quien lideró la inédita construcción del socialismo de manera pacífica y democrática, ungido con el voto popular. Allende mismo entregó su digna y consecuente vida luchando contra las huestes de Pinochet apoyadas directamente, en lo político-militar, por la CIA de los EE. UU., bajo dirección de R. Nixon y H. Kissinger, y en lo económico, por Milton Friedman a través de los “Chicago Boys”. El golpe se organizó para acabar con el gobierno socialista y popular, y para instaurar a sangre y fuego una dictadura a la que se le encomendó la tarea de implementar el primer experimento, a escala de país, del neoliberalismo que domina ahora el mundo.
Junto a Friedrich Engels y Rudolf Virchow, entre otros, el médico Salvador Allende fue uno de los precursores de la medicina social en el mundo y en América Latina. Como el Che Guevara, fue un extraordinario revolucionario, luchador social, parlamentario, ministro de salud y presidente de la República. Allende concebía la salud como el resultado de cambios sociales, económicos y políticos, que favorecieran el bienestar social y la calidad de vida de los pueblos, y luchó consecuentemente toda su vida por un sistema nacional de salud universal, público y gratuito priorizando niños, mujeres, ancianos y trabajadores, décadas antes del NHS británico, y contra la extracción de lucrativos beneficios económicos en su país por parte del imperialismo y de las corporaciones multinacionales de la industria farmacéutica.
El neoliberalismo, instaurado y experimentado sobre los cadáveres de los trabajadores, primero en Chile y luego en el resto del mundo, es la negación del legado de Allende ya que a través de incrementar la inequidad económica y social haciendo más ricos a los ricos y más pobres a los trabajadores, ha precarizado también los sistemas y servicios de salud, favoreciendo su mercantilización y privatización. Por el contrario, Allende fue un adalid de un nuevo orden económico internacional más justo, y de la redistribución de la riqueza y de los ingresos para procurar el bienestar y felicidad de los pueblos. La pandemia del COVID-19 es la demostración más palpable del legado trágico e inequitativo del neoliberalismo en el mundo. Nos señala también el derrotero de lucha de nuestro movimiento: conquista de la equidad social como condición para garantizar la equidad en salud, así como acceso universal a un sistema de salud público y gratuito basado en la APS integral, la participación comunitaria, la acción intersectorial y el desarrollo económico, social y cultural de los pueblos.
¡Viva la memoria de Allende! ¡Viva la lucha de los pueblos por la salud!